miércoles, 22 de agosto de 2012

Amanecer en bici

Hace un año nos fuimos de excursión en bicicleta a la playa, hasta ahí no tiene nada de especial. Pero lo que queríamos era ver amanecer en la playa. Ello implicaba levantarse a las 05:00 de la mañana, salir pedaleando con la fresca hacia la fuente de la calle Teulada y esperar a que llegasen el resto de participantes.

06.33 Esperando a Lorenzo
Partimos a las 05:45 hacia la playa de San Juan, por la Vía Parque, en silencio, sin ruido, todo acera bici, apenas había tráfico, ni peatones o deportistas por el carril.


Cuando llegamos a la zona del golf de San Juan nos reímos un rato, tuvimos que sortear borrachos que estaban diseminados por la acera bici y hasta oímos: "Bici-voladores..." a lo lejos.

06.55 El sol baña el mar
Llegamos a la playa de a las 06:30 y empezamos a disfrutar de Alicante y sus bondades: el tiempo, la playa, el agua.


El sol empezó a asomar tímidamente por el horizonte a las 06:54 mostrando un abanico de colores majestuoso, haciendo que el madrugón fuese insignificante ante tanta grandeza. Todavía no calentaba y el baño era agradable pero fresco.

07.14 Liquidando el desayunoLentamente el sol fue ascendiendo y a eso de las 07:10 nos pusimos a desayunar con lo que había en nuestras cestas y mochilas. No faltaron los fartons con horchata ni los croisants.
07.43 Nos despedimos hasta el siguiente amanecerUna vez estuvimos frescos y con la tripa contenta partimos hacia casa sobre las 07:40 volviendo por donde habíamos venido con la sensación de haber empezado el día con muy buen pié.
Espero que este resumen os haya gustado tanto como nosotros disfrutamos esa mañana.

martes, 21 de agosto de 2012

La Alicante que yo quiero


Alfonso el Sabio, 1920. Los alicantinos pasean libremente por lo que hoy llamamos "calzada".

Alicante es una ciudad extraordinaria, con un clima inigualable y una gran historia a menudo desconocida, pero tiene un problema grave: sus calles ya no pertenecen a sus habitantes.

Cuando se planificó el grueso de la ciudad, tras el derribo de las murallas que impedían su crecimiento allá por el año 1870, se pensó en una urbe moderna, con amplias avenidas ajardinadas y mucho espacio para el tránsito de las personas. Estoy hablando del Ensanche, que comprende, para hacernos una idea, desde la Rambla de Méndez Núñez hasta la Avenida de Oscar Esplá. Durante años, miles y miles de alicantinos circulaban por dichas calles y avenidas, a menudo en bicicleta, de forma segura y disfrutando del propio desplazamiento.

Años después, esas calles, esas avenidas que nuestros abuelos andaban y pedaleaban sin temor alguno, hoy se han convertido en espacio protegido y exclusivo para el vehículo a motor, aquel que contamina, convierte los pueblos en peligrosos y donde cualquier persona puede ser atropellada convirtiéndose automáticamente en culpable por no utilizar el último llamamiento a la cordura llamado "paso de cebra".